martes, 15 de septiembre de 2015

¿Qué hacemos con las TIC?

No cabe duda que diariamente, nos vemos invadidos por la versión nueva y mejorada de cuanto aparato electrónico existe, incluyendo: computadoras, tablet, smartphones y pantallas, por mencionar los más comunes.

Al momento de que detectamos su salida, sea como observadores, usuarios o compradores compulsivos, nos ponemos a imaginar todo aquello en lo que vamos a utilizar la tecnología en cuestión. Cómo llevarla a mi salón de clases.

Si bien es más que necesario estar a la vanguardia, realmente estamos siendo reactivos ante la tecnología.  Ignoro cuántos, pero no creo que muchos de quienes laboramos en la docencia, dediquemos momentos del día a soñar cómo debe ser el aula de clases en 2030.  Salvo la sustitución de los pizarrones verdes y el gis por los marcadores y el pizarrón blanco, y la incorporación de un proyector, quizá hasta con pizarrón interactivo en vez de un carrusel de diapositivas, ¿qué ha cambiado?

Cierto es que hay instituciones que son vanguardia en el quehacer  educativo y que constantemente innovan y rediseñan su pedagogía, pero, ¿el resto? ¿qué hacemos realmente?  Si cambiamos el carrusel por una bonita presentación en PowerPoint, ¿qué valor agregado le estoy dando al proceso educativo? ¿En qué lo mejoramos?

Si hoy día usamos un grupo de Facebook para ponerle a los alumnos un aviso en el tablero o un mensaje vía inbox, ¿en qué les mejoramos el proceso educativo?   Nos acercamos al medio que utilizan, sí, pero ¿le sacamos el mayor provecho?

Podemos utilizar Periscope, Skype, Twitter, Foursquare y todo el montón de aplicaciones que diariamente se generan, pero sin un propósito educativo, estaríamos en todo caso subutilizando las posibilidades de dichos instrumentos en la educación.

Refería al principio de esta reflexión que somos reactivos a la tecnología.  Si queremos un nuevo ciudadano del 2030, debemos pensar qué clase de aula necesitamos y qué instrumentos se van a requerir, para que desde ahí, quienes diseñan la tecnología tengan ideas y orientaciones sobre las verdaderas necesidades a cubrir, ser actores principales y no tangenciales del proceso.

sábado, 24 de enero de 2015

Cuatro décadas de la ECE. #DEPECE. #ECE

Quizá quienes son ajenos a los quehaceres educativos, o sean de un estado fuera de Nuevo León, ignoren que la Escuela de Ciencias de la Educación está cumpliendo jubilosamente espero, cuatro décadas al servicio de la educación y de los educadores y estudiantes  de nuestro estado.

Esta escuela, fue la primera, incluso antes que la UPN, en ofrecer la Licenciatura en Ciencias de la Educación para docentes en servicio, derivada de una necesidad planteada en un Congreso Sindical creo que en La Paz, BCS a principios de los setenta.

Esta institución ha brindado servicio desde 1975, y ha extendido sus ramas hacia el posgrado, impartiendo las maestrías en Psicopedagogía y en Administración Educativa, de la cual soy orgullosamente egresado, así como de un Doctorado, además de Diplomados, cursos y talleres, cubriendo un amplio espectro en el servicio educativo.

Ahi me tocó ser Secretario de la Mesa Directiva de Posgrado, durante la Dirección del Mtro. Arnoldo Leal Cordero, que fue cuando se dio la mudanza de posgrado de la Primaria Edmundo de Amicis, al edificio de la Escuela Fernández de Lizardi. Hablamos del ciclo 1999-2000 aproximadamente.

Mi experiencia como alumno fue interesante, retadora. Trabajé con docentes como Blas Martinez, Alfonso Cano Jaime, Gonzalo Rivera Gurrola, Domingo Castillo, el propio Mtro. Arnoldo Leal y Raúl Soto de la Serna, quienes en conjunto con el resto de la plantilla, crearon una escuela que sobrevive y se adapta al tiempo y la tecnología.

Mis felicitaciones a sus autoridades, alumnos, docentes y egresados, presentes y futuros, también a los ausentes, todos ellos han contribuido en algo a le grandeza de la ECE y con ella, a la de la educación.  Cuarenta años es un buen principio.

Mtro. Gerardo Juarez
EX-A-ECE

viernes, 23 de enero de 2015

Recuperar nuestra historia #UMNE #AprenderASer

Supe de la existencia de la Universidad Mexicana del Noreste a mediados de 1987, en una Expo-Educativa que se hizo en los corredores externos del Antiguo Palacio Municipal de Monterrey. Una joven muy amable, que no me puedo acordar ni quién, me obsequió unos folletos en blanco y negro, donde se describían: la universidad, su pensamiento, la existencia de Diplomados Culturales y la información propiamente del programa académico de Contaduría Pública.

En ese tiempo pertenecía a uno de los grandes grupos de la humanidad: el de los que estudiaban Leyes.  El caso es que lo dejé por la paz.  Al  paso de un año y medio exactamente, un poco decepcionado de los docentes que me daban clase en la Facultad de Derecho, decidí buscar nuevos horizontes y recordé esa universidad, recuperé mi folleto y tranquilamente me dirigí a conocerla.

Sobra decir algo en lo que muchos Ex-A-UMNE coinciden: me enamoré de las instalaciones. Su arcada, el eco bajo las cúpulas, el jardín central, el patio embaldosado, el sobrio color blanco y negro, la paz y camaradería que se respiraba...

Ahí estudié, y como muchos de los que amablemente me leen, fui marcado por la filosofía humanista que nos compartía en cada ocasión, con ejemplos, con palabras, con simplemente el saludo, el Rector, Ing. Juan Antonio González Aréchiga
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Existen muchas historias, pero algo muy peculiar me queda grabado: la UMNE fue casa de muchas personas: alumnos, docentes, trabajadores, pero también, fue anfitriona de muchos literatos, ensayistas y profesionistas destacados: Krauze, Zaid y Carballo, por mencionar solo algunos.

Fue también semillero de investigadores, historiadores y artistas, dándoles (dándonos) un espacio para compartir nuestras ideas y sueños, lo cual instrumentaba a través de iniciativas como la Revista Aprender a Ser, que -por cierto- fue cuna de mis primeras colaboraciones académicas.

Esta revista, que el Rector nos regalaba a cada cual, a quienes fuimos sus alumnos de Ética Profesional, que distribuía entre los Consejeros, amigos de la universidad, y se hacía llegar gracias a los esfuerzos del personal de Bibliotecas, a casas de estudio, consulados y embajadas, al amparo de la franquicia postal, algo de lo cual Don Alfonso Gómez y Lili Álvarez podrán contar más de una anécdota.

Rogelio Ojeda, Efrén García, la Dra. Lidia Rodríguez y la Mtra. Beatriz Ramírez Wiella de González Aréchiga -entre otros- trabajaron siento que hasta horas de más, por dar forma y continuidad a tan interesante y longeva revista.   Quizá en su tiempo no la valoramos como se debía, pero al recuperar la historia y compararla con otras revistas universitarias incluso actuales, la verdad, los contenidos no le pedían nada a nadie.

Algunos de nosotros conservamos ejemplares de la revista por alguna fotografía en escala de grises, por un artículo interesante, porque ahí se reproducían fotos de generación y las palabras que algún distinguido visitante o padrino de generación nos compartieron, pero también -como en mi caso- por haber tenido el honor de ser publicado, incluído entre sus páginas.

Es en este punto que, sabiendo que tenemos poco patrimonio tangible, poca historia publicada de nuestra institución, creo que debemos digitalizar el acervo de revistas de Aprender a Ser, y colocarla en algún servidor como Issuu o Wikimedia, para la posteridad.

Escribimos y vivimos muchas historias, y el espacio que Facebook y el grupo Aprender a Ser nos permiten recuperar algunas de ellas. Interesante sería, recuperar todo aquello que fue parte de nuestra vida, de nuestro ser universitarios.

"Aprender a ser" fue un enorme vehículo de conocimiento, sería hermoso volverla a leer, no por regresar a un pasado -ése no volverá-, sino para poder recordar que pequeñas iniciativas, hicieron una gran diferencia, y demostrar a los demás, que la creatividad y el corazón hacen grandes cosas y  que siempre, la UMNE fue líder en formación humana.

Saludos

Gerardo Daniel Juárez Mtz.
LAE´92

domingo, 14 de diciembre de 2014

La importancia de llamarse INCOMPARABLE @TigresOficial #VamosTigres #FINALTDN

Hoy 14 de Diciembre, a unos minutos de iniciar la final de la Liga Mexicana de Futbol, no salgo de mi asombro al observar que más de 20,000 simpatizantes de Tigres, visten las tribunas del Estadio Azteca.

Pese a todas las documentados intentos de frenar la #InvasionFelina y habiendo cubierto cada cual de su propio pecunio el boleto y el viaje, los hinchas auriazules superan los 20,000 asistentes en un estadio al que le caben 110,000 aficionados.

Dirán muchos que el América los supera en simpatía a nivel nacional y en todo lo que gusten y manden, pero el América y su Monumental, no han realizado invasiones a otras localías, menos de esta magnitud.  Al menos en afición de corazón, no creo que los superen.

Esto es importante porque el DF y su área conurbada, tiene más de 5 veces la población de Monterrey y su área metropolitana.  Si bien, no todo mundo es aficionado al futbol, y que allá se dividen en tres simpatías y en Nuevo León en dos, lo que veo en las tribunas es realmente incomparable.

Mi mejor deseo es que ganen los Tigres de la UANL, pero mi mayor alegría, sería que traten a todos esos más de 20,000 aficionados con la cortesía, la seguridad y el respeto que se merecen, permitiéndoles regresar sanos y salvos a sus casas.

Esta afición Tigre ya hizo su parte... El equipo tiene ahora la palabra...  #VamosTigres

jueves, 15 de mayo de 2014

A ventiún años de distancia #UVMReynosa #EDECdeMonterrey

A ventiún años de distancia

21 años, es de hecho casi la edad que tienen algunos de mis estudiantes más recientes, en la Universidad del Valle de México en Reynosa.... 21 años, una vida.

Hoy que se conmemora el día del maestro, en algún momento me puse a pensar qué habrá sido de todas aquellas jóvenes y otras no tanto física pero sí espiritualmente, mentes que han acompañado mis pasos en la docencia, compartiendo tiempos, espacios y situaciones, que agradezco que hayan sido de ese modo.

Inicié mi labor docente, cubriendo un interinato de Matemáticas de secundaria, en la Escuela Secundaria Nº 28 del turno vespertino en Monterrey, a ruego de un tío que era director en ese tiempo, y con el favor de otro tío, que estaba registrado como docente, para poder recibir mi pago.

Tres grupos de matemáticas de 43 alumnos cada uno. Mis primeros 129 estudiantes.  El día de hoy, deberán tener alrededor de 33 años de edad, ya no somos tan jóvenes...

De todos estos años, rescato amistades que han perdurado más allá de las aulas, rescato diálogos y técnicas que fui experimentando y perfeccionando en cada salón de clase, con cada persona.

Recuerdo que una alumna de posgrado, allá por 2005 en EDEC de Monterrey me preguntó que cuál era mi receta para tener un grupo, para llegarle a los alumnos,  le dije sencillamente:
a. Compartir conocimientos relevantes.
b. Tratar a las personas y a su inteligencia como lo que son: personas.
c. Calificar con justicia, utilizando métodos variados de evaluación, que me permitan saber que realmente han aprendido.

Podrá discutirse la efectividad de mi más que  método, manera de hacer las cosas. Creo que en el punto dos no hay lugar a discusión. Si aceptamos que la persona busca la verdad dentro de sí, y dentro del entorno que le circunstancia y le rodea, el maestro es simplemente un catalizador de aquello que el alumno no sabe que sabe, o que sabe y no se ha dado cuenta de lo que conoce.

21 años han pasado, y no sé cuántos más me conceda Dios en el ejercicio de esta noble profesión, la que nunca he dejado, ya que incluso cuando he trabajado en el ramo empresarial, trato de guiar, de conducir, de orientar, como lo haría un maestro.

Felicidades a todos quienes se tomaron la molestia de leer éstas  líneas, algunos son docentes, otros me brindan su amistad, algunos ambas cosas.  Lo que sí, es que todos fuimos tocados por al menos un profesor o profesora que amaba lo que hacía, si los recuerdan y los ven, salúdenlos, festéjenlos.  Éllos son los que hacen de ésta una profesión de corazón.

Un fraterno abrazo a los colegas

Feliz día a l@s maest@s...

domingo, 9 de marzo de 2014

Tres preguntas...

A priori, sin leer respecto del tema que nos ocupa, quise atreverme a contestar los cuestionamientos indicados en la introducción a la semana dos, no por una vanidad, no por una petulancia, no por un desprecio a lo que estamos estudiando, sino para dentro del aula de clase virtual y geográficamente dispersa en que participamos, atreverme a aventurar una respuesta, precisamente pudiendo equivocarme, dado que esa, es una de las maneras de aprender.

Los cuestionamientos que se nos compartieron son:

¿Cuáles crees que son los componentes indispensables que deben existir en todo entorno de aprendizaje?
- Los contenidos académicos
- El estudiante
- El docente
- Las interacciones educomunicativas que permitirán construir el conocimiento
- La tecnología

¿Qué funciones cumplen?
Prácticamente están, a mi modo de ver, en la posibilidad de vincular, de articular los conocimientos pre-diseñados dentro dentro de una comunidad de aprendizaje, mediante una interacción comunicativa mediada, es decir, con un plan, sin imponerla autoritariamente (dejaría de ser diálogo), pero sin dejarla a la deriva, pecando de omisión y originando fallas en el proceso.

El éxito o fracaso de la intervención no dependen de las TIC utilizadas o no, depende en gran medida de que pueda establecerse un espacio común de diálogo, un espacio constructivo de comunicación.

¿Cómo se apoyan o se benefician cada uno de ellos de las TIC?

Evidentemente las TIC llegaron para quedarse, para facilitar el trabajo de quienes ejercemos la docencia y la investigación, pero también, para agilizar la búsqueda y organización de información susceptible de acumularse como parte de un proceso educativo y social.
Espero que esta breve irrupción, me ayude a ir situando el papel de las TIC en los procesos educacionales.
Un cordial saludo desde Reynosa, a tod@s l@s compañer@s, cómplices de este esfuerzo :)

viernes, 7 de marzo de 2014

Mujeres Educadoras #TicUnam #EscenariosTec #UVMReynosa

No soy el más indicado para escribir unas palabras sobre lo que es y significa la mujer, sobre todo porque tiendo a dejar de ser objetivo, primordialmente por admirar el tesón, el esfuerzo  y los logros personales y familiares de muchas mujeres con las que he tenido la oportunidad de colaborar, quienes me han demostrado con creces, su capacidad heroica de cumplir todo aquello con lo que se comprometen.

Más aún de admirar, son todas aquellas mujeres que cumplen un doble (y a veces triple o cuádruple rol), como amas de casa, trabajadoras, madres y/o cabezas de familia... Es verdaderamente grato conocer y trabajar con personas así.

Recordaba hace unos días un poema de Benedetti, llamado "La gente que me gusta", que en sus últimos versos indica:
Me gusta la gente que no desfallece 
cuando de alcanzar ideas y objetivos se trata. 

Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, 
ya que con haber tenido a esa gente a mi lado 
me doy por bien retribuido.

Y cierto estoy que a su manera, con su cosmovisión, su sensibilidad, con esa fortaleza y fortuna de ser parte de la creación de vida y formación de personas, me hacen admirarlas y agradecerles, por haber sido grandes  mujeres y grandes personas coincidiendo en tiempo, acciones y espacio con un servidor.

No voy a caer en los lugares comunes y en las felicitaciones baratas, creo que la industria y el comercio ya bien hacen su parte en ello.

Simplemente quiero ponerme de pie, y aplaudir el gran esfuerzo y todo el corazón que las mujeres como educadoras, como formadoras de personas realizan. Desde esta sencilla tribuna solamente quiero agradecer a todas y cada una de las mujeres que han colaborado conmigo, o que han coincidido en los espacios educativos, donde he podido ver el testimonio diario de su actuar, de su profesionalismo y su preparación.
De su compromiso.

Desde mis alumnas que lo fueron en la Secundaria 42  en la ciudad de Monterrey, mis colegas maestras, mis compañeras de licenciaturas y posgrados, mis alumnas de EDEC de Monterrey, Instituto Kelly, la UMNE y un largo etcétera, hasta mis alumnas, colegas y colaboradoras de la UVM Reynosa, a todas y cada una de ellas un fraterno abrazo.

Es y ha sido una fortuna tenerlas a mi lado, y como dice el poema referido, con haberlas tenido a mi lado, me doy por retribuido.

¡Muchas Felicidades!