viernes, 13 de noviembre de 2015

Los MOOC #EscenariosTec

Por su reciente constitución y por su valiosa aportación al intercambio de conocimientos y metodologías de actualidad, los Cursos Masivos y Abiertos en Línea (MOOC), han venido si no a transformar, al menos si a "levantar polvo" entre quienes han o hemos sabido aprovecharlos.

Sin meterme en explicarlos o sus diversas tipologías, que para ésto Cabero, Llorente y Vázquez  (2014) lo exponen magistralmente, puedo decir, que desde su llegada, han permitido a muchos de nosotros, que por trabajo o economía no tenemos la posibilidad de tomar o pagar un curso en el extranjero, la oportunidad de estudiar con docentes de vanguardia, materiales mayormente adecuados y sobre todo, interactuando en la red, con una amplia variedad de colegas, en cuanto a su formación y experiencia.

Existen diversos proveedores de éstos, algunos organizados, otros libres que se han ido ofertando, aprovechando la coyuntura.  Entre los más conocidos, se encuentran: Coursera, EdX y MiríadaX. Todos ofertan cursos, respaldados por universidades que son consideradas líderes en sus distintos ámbitos.

Caben varios cuestionamientos: ¿Qué le queda a una universidad al ofrecer un MOOC? ¿Cuáles son los beneficios para sus docentes y alumnos? ¿Es rentable ofrecer estos programas en términos de economía de mercado?  Interesantes preguntas que dan para mucho reflexionar y debatir sobre el tema.

Por mi experiencia personal de algunos de éstos, al haber tomado cursos en al menos dos de los proveedores mencionados anteriormente, puedo decir que son  una expresión tangible de la función de extensión de la universidad, al llevar sus contenidos a la comunidad en general (masivos y abiertos), sin gran costo, o un donativo mínimo de certificación.   Permiten actualizarse o conocer de un tema, con un poco más de disciplina y organización, que si uno leyera una materia por su cuenta, no todos tenemos autonomía en la gestión de nuestro propio conocimiento.

Considero que le pueden servir a la universidad para cumplir su misión social, sí, pero también para experimentar técnicas pedagógicas, así como para lograr información sobre el perfil y el modo de educarse de quienes en ellos participan, quizá esta modalidad, permita conocer algunos hábitos y preferencias de quienes los cursan, proporcionando a las instituciones información sobre cursos que serían de interés, competencias que falte desarrollar, y entonces, ofrecer educación continuada, ésa si con costo, con base al interés de los participantes en sus cursos, un estudio de mercado pues.  Sería como sembrar a futuro.

Podría ser discutible esta manera de obtener información, pero seamos claros, ante la reducción del financiamiento a la educación en nuestros países y ante el cambio demográfico, las instituciones buscan maneras de allegarse recursos.

A últimas fechas, los MOOC se ofertan en paquetes, de manera que las personas busquen una certificación sobre un área temática, con un costo  si bien no muy oneroso como el de participar directamente en una educación continuada, si alto, para quienes no tienen esa posibilidad.  Alguien podrá decir que pagar 200 dólares por un diploma de MIT o la Universidad de California vale la pena, dependería de si se tienen, si consiguen apoyo de su institución o de los propios proveedores, y de la rentabilidad que les proporcione, al ser más productivos, tener mayores competencias, y si fuera el caso, al ganar más dinero.

Creo que los MOOC aún tienen mucho por dar, siempre y cuando no pierdan su vocación, su esencia.  El acto educante es un acto de generosidad, de darse a los demás, los MOOC hasta al momento han sido generosos, ¿lo seguirán siendo?




Referencia bibliográfica

Cabero, Llorente y Vázquez (2014). Las tipologías de MOOC: Su diseño e implicaciones educativas en Revista Profesorado Vol 18 Nº 1. disponible en el sitio:  http://www.ugr.es/~recfpro/rev181ART1.pdf


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