sábado, 7 de diciembre de 2013

Educar para el liderazgo #escenariostec

A diario, se manosea tanto el término liderazgo. Vemos en las redes sociales un conjunto de presentaciones e imágenes con frases, a veces sacadas de contexto, con tal de amparar o justificar la idea que en ese momento revolotea en la cabeza de un wannabe con ansias de ser líder.

Sin ahondar en aquello que es  o no un líder, o en aquello o no, que es el liderazgo, mi reflexión la quiero conducir hacia el desarrollo de una visión crítica del liderazgo desde las aulas.  Así como se ha llegado a comprender la inteligencia humana desde la perspectiva de las inteligencias múltiples, debemos reconocer que tenemos liderazgos múltiples.  Lo importante, es que un rasgo o conjunto de rasgos de personalidad, lleven a una persona a tener seguidores, y eso, merece respeto.

El liderazgo como acción humana suele ser subjetivo. Para algunos Fidel Castro es lo peor, para otros, una insignia de la lucha contra el Imperialismo.  Para algunos Andrés Manuel López Obrador es un revoltoso, agresivo y peligro para México, para otros, un hombre con estatura para enfrentarse a las esferas del poder. Para algunos, John Maxwell representa la quintaesencia del liderazgo, para otros, es sencillamente un escritor con suerte.

Sin embargo, nos guste o no, todos ellos tienen algo preciado: seguidores. Todos han logrado un nivel de comunicación tal, que existe gente que escucha sus mensajes, los cree y los defiende. A riesgo, de que entre todos los liderazgos: sociales, políticos, religiosos, educativos y empresariales, se cuele algún liderazgo negativo, algún liderazgo que vaya contrario sensu de los valores positivos, o que busque manipular, para beneficio de las estirpes del poder y el consumo, las mentes de nuestros jóvenes.

Éste es el lugar de la educación para el liderazgo.  Enseñarlos desarrollar una visión crítica de los discursos  y la congruencia de quienes lo emiten. Congruencia tanto personal, como medida contra la realidad del mundo.

Pero amén de ello, debemos enseñarlos a ejercer el liderazgo, a trabajar en equipo, cooperativamente y aprovechar, depende las características y  conocimientos de cada cual, mediante intervenciones a pequeña y gran escala, los distintos liderazgos existentes. No apagarlos, no asesinarlos porque ya encontramos un líder que nos simplifica el trabajo, para entonces desentendernos de lo que nos toca hacer.

Esto sería el primer paso, ¿quiénes lo podremos dar?

Un saludo a todos los participantes del Curso y a la Universidad de Buenos Aires por esta iniciativa.

 

 

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