lunes, 16 de diciembre de 2013

Edec de Monterrey, mi familia o la importancia de historiar nuestra educación #EscenariosTec #EDEC

Recordaba hace unos días en este mismo blog, una frase que me dijeron, relativo a que si bien no tenía a mi familia conmigo (por un cambio de estado civil y de ciudad), en Reynosa tenía a mi familia UVM.

Y esta misma tarde, el Mtro. David Figueroa, de muy buena estima, recordaba en facebook que hace siete años sustentó su examen de grado, el que me honró presidir, junto con el de la Mtra. Natalia Nelda Campos, también muy felizmente recordada y de otros más como la joven doctora María Dolores Cirio, su amiga Gaby que tenía un ministerio bautista,  la Profra. Letty Fuentes (¿trabajaba en la Secundaria Flores Magón con Cirio?), Patricia Duarte, Yolanda Castañeda, Adriana Vázquez, Jaime González, Emma Nelly Sepúlveda, Adriana de la Garza,  Nora Figueroa, Florema Pequeño, Auxi Galván, Silvia López, su prima que tenía un restaurante donde se comía muy rico por la Alameda, que me  perdone si se me escapa el nombre... por cierto en su restaurante, con el apoyo de tan amable público tuve mi primera y única presentación acompañado de mi guitarra.... son muchos recuerdos que se agolpan en la memoria, pero que, al pasar los años, se irán diluyendo entre nuestras ocupaciones, preocupaciones, padecimientos y la inevitable intervención de Cronos.

Hoy que el Profe David sacó a relucir tan hermosos recuerdos, quiero agradecer en público testimonio a Edec de Monterrey, por haberme dado la oportunidad de ser docente en su Maestría en Educación Superior. A la Mtra. Raquel Segura, la Lic. Cielo Aguilar, la Mtra. Alicia Chávez Delgadillo, colega primero y coordinadora después, mi agradecimiento por su apoyo y atenciones siempre para con un servidor.

Por aquella época -hablamos de 2003-, Edec de Monterrey era conocida como la Universidad Avanzada de México. Sus documentos se expedían con su razón social completa: Educación y Desarrollo Cultural de Monterrey (EDEC).  Me tocó la fortuna -no sé si fui el primero- en empezar a usar el término "Universidad Edec de Monterrey", en artículos de investigación que preparaba para la Universidad de Málaga, para darle el verdadero sitio que posee: el de una universidad.

En aquellos años coincidimos dando clase el inigualable Maestro y amigo Jesús Guillermo Morín, un conocedor profundo de la historia y la cultura, el Mtro. Flamino Sadot Matagarza, que se hablaba de tú con el estructural funcionalismo,  el Mtro. Juan Góngora Cortés y su libro de estadística, el Mtro. Moisés Molina Ramos, que luego dirigiría la Prepa Pablo Livas, así como la Mtra. Alicia Chávez y la Dra. Xóchitl Ramírez, un equipo al que me incorporé y me hizo sentir siempre su fraternidad, así fuera en los pequeños espacios entre clase, o cuando coincidíamos como jurados en los exámenes de grado.

Se aprende enseñando, muy cierto, pero también compartiendo, que era lo que realmente hacíamos en las clases, un ambiente colegiado, discutiendo, opinando, pero sobretodo, edificando amistades que han prevalecido con los años.

A lo largo de cuatro hermosos años (2003-2007) que recuerdo con profundo cariño, tuve la fortuna de ser influido- no sé si de influir-, en diversas generaciones, desde aquella de  la Mtra. Josefina Quintana y los tres mosqueteros de curso sabatino, hasta una generación que tuve que dejar por una oferta laboral a quince días de su egreso, donde estaban Patty Duarte y Tere Lozano. Cuán mal me sentí por ellos y con ellos.

Somos lo que hemos vivido y estamos donde estamos por todo el cúmulo de experiencias que a lo largo de los años se añaden a nuestro marco de referencia. Si recordar es volver a vivir, frecuentemente vivo en la que fue mi casa. Si como dicen los psicólogos uno tiene regresiones a épocas que fueron más seguras o más felices, aún sin estar del todo de acuerdo, fui muy feliz en esos momentos, aunque hoy también vivo momentos muy especiales.

Es importante vivir las cosas, dar el mejor esfuerzo, sembrar conocimientos, pero cosechar amistades. Edec
me dió más de lo que pude haberle dado. El simple hecho de conocer y trabajar en un aula con pizarrón interactivo hace diez años, cuando hay universidades que hoy día no las poseen. El tener libertad de cátedra en su máxima expresión, que terminó por convertir el Restaurant Los Generales en nuestra frecuente aula.

Es importante historiar la educación, nuestras experiencias en ella, desde el sencillo diario de clase, un blog  ¿o por qué no? un libro en el que narremos las experiencias vividas y compartidas.  Se nos podrán escapar algunos nombres, pero de alguna manera, alguien nos ayudará a recordarlos. Por lo que hicimos, por lo que dijimos, o por lo poco o mucho que contribuimos, esperaría tener un poquito más de un renglón en el libro de su vida, que en el mío, mi Familia EDEC tienen muchos.

Un cordial saludo

3 comentarios:

Zoe dijo...

me quedo con tus palabras " se aprende enseñando, pero también compartiendo..." comparto tu idea porque creo que justamente en el trabajo uno hace una nueva familia, no siempre elegida, con la que tiene que aprender a convivir y compartir y hacer juntos a diario aunque llueva o haya sol...

Gerardo D. Juárez dijo...

En definitiva, el aprendizaje tiene un componente social enorme, y como atinadamente dices, tenemos que aprender a convivir y compartir, éso es lo más difícil, sobre todo en épocas en que la sociedad de consumo nos ha vuelto egoístas.... Un cordial saludo.

Sapere aude dijo...

hoy no podemos seguir pensando que la educacion es vertical, porque ya eso debe quedar en el pasado. hoy la relacion Docente/estudiante debe ser horizontal y funcional ya que los dos tienen experiencias que aportar.