miércoles, 18 de diciembre de 2013

El profesorado como formador #EscenariosTec

Es sumamente complicado decidir dónde empieza el profesor (o profesora) y dónde termina la persona. Porque quizá a diferencia de otras profesiones que trabajan con cosas y no con seres humanos, se quiera o no existe un afecto, una familiaridad, una solidaridad con aquellos que uno comparte el aula, no por nada medio en broma se habla de los estudiantes de uno como sus hijos. Y en cierta forma lo son.

Sin embargo, con el advenimiento de la tecnología, no son pocos los docentes que prefieren hacer un abuso de la misma -realmente es una subutilización- como una manera de esconder sus deficiencias y ser prófugos del carácter formativo de la educación.

El hacer uso de la tecnología no nos exime de la formación. No somos simples instructores, ni los estudiantes simples aprendices. Son personas en formación, vocaciones en realización que nos han sido confiadas, en la esperanza de que preparemos personas de bien, con conocimientos, habilidades, actitudes y destrezas que puedan poner al servicio de los demás.

Herramientas como Edmodo, Google Drive, Skype, Youtube y Adobe Connect, son solo una pequeña parte de todo el bagaje que podemos utilizar, pero primordialmente, de todo el bagaje que debemos compartir con profesionalismo, enseñando o compartiendo con los jóvenes aquellos conocimientos y aplicaciones que nos puedan servir para aprender, porque en los procesos educativos no son solo ellos quienes aprenden.

La tecnología no está peleada con nuestro deber de formar. El simple profesionalismo al que acabo de hacer mención, es una virtud que puede ser formada no con discursos, solo con el sencillo ejemplo diario.

Las y los docentes tenemos una responsabilidad muy grande y un sentido de esta, mayor aún. Bien o mal pagados, ¿renunciaremos a ella escudados en la tecnología?

Pensando muy a futuro, no sé si un androide podrá ser formador, pero muchos pueden ser desde ya instructores: piezas programadas con un discurso y una secuencia de contenidos, ocupados de transmitir indicaciones. Pero ¿formadores? Lo dudo.

Depende de nosotros  el futuro que le queramos dar a nuestra profesión, siempre y cuando no descuidemos el punto central: somos personas, trabajando con personas.

1 comentario:

Sapere aude dijo...

Muy interesante el articulo y muy acertado en decir que no se sabe cuando se comienza a ser profesor. La actividad educativa y maxime ser docente es una aventura particular y unica que no se compara con ninguna actividad profesional mas, puesto que el reto es formar, y que la persona se siga educando para crear en ellos un cambio de conducta.